lunes, 31 de octubre de 2011

CueNta AtrAs

165 años son los que no nevaba en Nueva York en estas fechas. Justo cuando comienza mi cuenta atrás.


Sí, en menos de una semana me subiré a un avión de American Airlines, acompañada de mi querida mamá, rumbo a la gran manzana.


Allí me esperan a lo largo de una semana las delicias de la isla de Manhattan, o los escondites de Brooklyn, ese gran desconocido durante tantas décadas.


                                             Tengo intención de visitar tiendas, tanto de moda, como de zapatos, grandes diseñadores, cadenas americanas, los grandes almacenes Saks y Bloogmindales, tiendas vintage, el outlet por excelencia "Century 21" y pequeñas tiendas que se vayan interponiendo en mi camino.


               

 
¿Qué me compraré? Aún no lo sé, pero seguro que llenaré la maleta que pienso llevar vacía.

                                                      


Pero lo más importante es la compañía que espero disfrutar al máximo. Supongo que u viaje de tales magnitudes, junto a mi madre, será de los últimos, por no decir el último, que haga. ¿Quién mejor que mi madre podría soportar un día entero por Madison mirando escaparates y haciendo fotos, comentando las últimas prendas llegadas a las tiendas o probando sin decidir si me lo compro o no?

           


Os iré contando las últimas novedades fashion recién traídas desde el otro lado del atlántico, desde la ciudad de las compras y el lujo, dónde es posible encontrar grandes gangas.


Si bien esa semana estaré dedicándome 100% a la compañía de mi madre. A pasear con ella por Little Italy, o tomarnos un muffin en Magnolia´s Bakery. Patinar en Rockefeller, y disfrutar de un espectáculo en Broadway. Perdenos por el metro buscando una salida, y cruzar el puente de Brooklyn al oscurecer el día.

                                              


Todos estos recuerdos serán los que valdrán realmente la pena, si bien pienso arrasar por Manhattan. Y es que una ocasión así no hay que desperdiciarla por nada. Ni por chicos, ni lios de trabajo, o problemas del día a día.


A desconectar en NYC junto a mi madre. Sin olvidarme de mi pequeña pasión por el mundo de la moda, lo fashion, lo más trendy y hot de las últimas novedades. Y es que lo que no encuentre en esa ciudad, la de los rascacielos, no creo que lo encuentro en ningún otro lugar.


Espero poder llegar a sentirme como Audrey Hepburn ante el escaparate de Tiffany, o maravillarme ante la libertad avasallodora de la gran dama de hierro, regalo de francia a la ciudad de la libertad.


La ciudad donde nunca es de noche, y donde todo es posible.


Mi Nueva York soñada, dónde en pocos días podré pisar el asfalto con mis botas de Brian Atwood o mis Hunter by Jimmy Choo en caso de nevada importante. Ni los zapatos podrán detenerme.




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