domingo, 19 de junio de 2011

ANECDOTAS PARA RECORDAR

Con mi último novio, ahora desde hace poco ex, al principio de salir juntos, nos fuimos a pasar fuera un fin de semana. Un pequeño viaje para desconectar, y conocernos un poco más a fondo.
Pues, "gracias a mi", esta gran persona descubrió lo que era un bolso caro, de calidad y de marca.

La historia es realmente graciosa, y cuando la recordábamos nos reíamos un montón. Y es que tiene tela si lo ves esde fuera, es decir externo a mi figura.

Os lo narraré tal y como ocurrió.

Ibamos a salir a dar un paseo y mirar tiendas. Para darle un toque final a mi look invernal (es decir vaqueros y abrigo con bufanda bien gorda de punto porque el frío se te clavaba en los huesos), decidí complementarlo con un bolso de piel rojo-granatosa que había adquirido hacía poco- un mes más o menos- pero que todavía no había estrenado. Me dije a mí misma que esa ocasión bien merecía estrenar un bolso diseñado por Cavalli. 
Claro, bolso nuevo de piel, pues estaba guardado dentro de su bolsita de tela protectora. Ya, al ver la bolsa, el chico se quedó un poco pillado, por el echo de guardar tan cuidadosamente algo que según él no dejaba de ser un simple bolso. Pero no le culpo de que no conociese mi gran pasión por los bolsos. Me preguntó que si era nuevo, al ver que lo tenía tan bien guardadito. Si que lo era en el sentido de que estaba sin estrenar. Pero como en poco tiempo me había visto demasiados bolsos distintos, y por no explicar que lo había comprado hace algún tiempo, le dije que no era nuevo. Que todavía no había tenido ocasión de vermelo por primera vez. 
La sorpresa fme la llevé yo con su siguiente comentario-pregunta: literalmente me dijo: "Y si no es nuevo, ¿por qué lleva todavía la etiqueta colgando?" 
Lo gracioso era que se dio cuenta de ello cuando salíamos por la puerta de casa, así que yo no supe que contestar. Me quedé un poco pillada a mi vez y le dije que es que nuevo no era, estaba sin estrenar. 
Cuando me quitó la etiqueta del bolso y, gran segundo fallo mío de la noche, vio el precio, entendió de golpe y porrazo el porqué de que tan preciado bolso estuviese guardado dentro de lo que para él podría servir también como bolso. 
A partir de ese día descubrió que los grandes bolsos, como el speedy de Vuitton (un modelo que le enseñé mil veces) o los Amazonas de Loewe, siempre vienen dentro de una funda de tela para protegerlos. 
Y llegó a la conclusión de que mejor alejarse de estos bolsos. 

La anécdota todavía fue a más porque, al llegar al pueblo en cuestión, y tras aparcar el coche, me dijo que esperase un segundo mientas iba a pagar el parquímetro. Pero al volver se asustó porque no me encontró. Y, ¿dónde estaba yo? 
Por si todavía no lo habeis adivinado, delante del coche había una tienda, y en el escaparate de esta tienda en cuestión (una tienda mutimarca de un pueblo de la costa catalana) tenían un maravilloso bolso de Moschino. No pude resistirlo y entré en la tienda a ver de cerca el bolso, notar su suave tacto, apreciar su piel y de paso mirar el precio porque nunca se sabe. Cuando me encontró yo ya había entablado conversación con la dependienta acerca de varios modelos que tenían a la venta y cómo me fascinan a mí los bolsos. 

Ese día mi ex novio descubrió que las chicas tenemos pasiones que van más allá de lo que ello podrían imaginarse. 
Pero que conste que nos reímos muchísimas veces y pasamos buenos momentos recordando esta tarde de invierno paseando por Platja d´Aro.

Y aquí se acaba la historia porque no quiero ponerme triste recordando estos grandes momentos que pasé a su lado. 

Prometido: mañana os colgaré una foto del bolso en cuestión. 
Que está guardado dentro de su funda, claro.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario