Lo más dulce de Paris son los Macarons, esos pequeños dulces en forma de doble galleta, rellenos de una pasta de mil sabores diferentes. Un placer goloso, que si tuviese que seleccionar un sabor, una decisión difícil, optaría por los de limón. Las posibilidades son infinitas: frambuesa, turrón, chocolate, café, cereza, almendras, pistachos... Gracias a Maria Antonieta, estos pequeños placeres terrenales siguen vivos en la tradición francesa.
Pero no hace falta irse a París para disfrutar de ellos, si bien comprar una caja de macarons en Ladurée es toda una experiencia. Paseando esta mañana por Rambla de Cataluña, curioseando mil escaparates, me he llevado una grata sorpresa. Allí estaban, diciéndome "cómeme", esos pequeños bocados franceses. Los mil colores daban viva al pequeño local tan estilo versallesco. Este pequeño templo dedicado al placer dulce nos recuerda, con su nombre, que le debemos a la tan conocida reina Maria Antonieta su existencia.
No dudéis en visitar este templo de los dulces parisinos. Un plus: si os apasiona la mermelada, allí encontraréis el mayor surtido de sabores nunca visto en BCN, y directos de Francia.
El toque de la tienda lo da su tan cuidada decoración: muebles rococós que te transportan al siglo XVIII, la película de Sofia Coppola sobre la ya citada reina en constante proyección, y un simpático y carismático dependiente.
No es solo un pequeño antojo, es toda una experiencia. Acercaos a provenza con rambla cataluña y, ¡descubrirlo por vosotros mismos!
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